
Jugaba en la Universidad de Michigan State y ver a Tony Mandarich tirar linieros ofensivos con 145 kilogramos de puro musculo en su cuerpo de casi dos metros era algo grandioso y que generaba miedo. Cuando los rivales estudiaban la línea ofensiva de los Spartants y veían sus actuaciones en el Rose Bowl 1988 en el cual se lo veía derribar con mucha facilidad a Tim Ryan, entre otros linieros defensivos que lo padecieron. Hacía de la posición de tackle un show, ya que los tiraba al piso, se llevaba de a dos jugadores y lo arrastraba hasta la zona de anotación. Pesaba 304, corrió las 40 en 4.65 segundos, hizo un salto desde hace mucho tiempo de 10'3 “, dio un salto vertical de 30" y un banco-presiona 225 libras inaudito de 39 veces, simplemente increíble.
No se podía creer que alguien como él le vaya mal en la NFL. Había ganado el premio Lineman del año, el Outland y fue el mejor liniero durante dos años de la Conferencia Big Ten.
También se convirtió en un personaje pintoresco, salió en tapas de Sports Illustrated desafiando a Mike Tyson, la amistad con los Guns N´ Roses y de no querer jugar con Green Bay, ya que lo consideraba un pueblo.

En el Draft fue tomado por los Packers, si el mismo equipo de la ciudad que había insultado. Fue la segunda selección de la primera ronda y si bien luego de la contratación hubo problemas de dinero, la franquicia verde y amarilla le terminó dando cuatro millones y medio de dólares.
Pero este contrato sería un error para Green Bay, ya que Tony consumía esteroides en la Universidad y nunca había sido detectado. Me até algo a la espalda, era algo pequeño. En realidad era un juguetito para perro. Le enganché una pequeña manguera... le puse un tubo debajo y un pedazo de goma de mascar para tapar el tubo", confesó Mandarich hace algunos años. En la NFL los controles eran distintos y no había chances de hacer trampas, por eso dejó esas sustancias prohibidas, aunque aparecieron otros problemas. Ahí comenzó su adicción a los calmantes, por los dolores producidos en las prácticas, en las cuales se ausentaba para inyectarse fármacos que le calmaran los dolores. Esto lo hacía todos los días con Stadol, Fiorinal, Valium, Percodan, Percocet y Vicodin. Las inyecciones se transformaron en píldoras, porque eran más fáciles de tomar; y a veces las píldoras eran reemplazadas por alcohol.


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