Joe figuraba en todas las listas VIP de los clubes nocturnos, es más muchas celebridades de la época que pasaban por Nueva York quería conocerlo.
Namath odiaba el frió, a pesar de haber nacido en Pennsylvania. Tenía una casa en Miami, en la cual se fugaba cuando podía. En la Florida era un habitué del bar de Jilly. Una noche después de ganar el Super Bowl, el estaba junto a sus amigos en una esquina de dicho club, cuando un hombre junto a dos guardaespaldas venía a saludarlo. Era Frank Sinatra, ídolo de Joe y cuando este, exaltado, se paro para saludarlo le derribó por accidente los cócteles de la mesa, empapando al astro de la música. El silencio se apodero de la sala. Frank comenzó a limpiarse, mientras que el mariscal de campo le pedía disculpas constantemente. Por una de las cosas que se lo conocía a Sinatra, era por un mal carácter, aunque en ese momento dijo: “No hay problema Joe, no pasa nada”. Luego se sentaron a tomar copas hasta altas horas de la madrugada.
Namath fue también cautivar a Nueva York y lo logró. Joe era la luz más brillante en Broadway, el epítome de la bebida "y tías" Swingin '60. "Me gusta mi Johnnie Walker Red y mi mujer rubia," dijo, y luego hizo todo lo posible para no dejar lugar a dudas. A diferencia de los atletas de la antigüedad, que mantuvieron sus actividades fuera de la cancha y fuera de la prensa, Namath fue una nueva raza que no hizo ningún secreto de su vida social activa, dejándose ver en los clubes nocturnos y bares, y con frecuencia en la empresa de atractivas mujeres jóvenes, aspirantes a estrellas y Playmates.
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