Ron Dayne es el único jugador en actividad que aparece en esta sección, aunque no es fichado por ningún equipo este corredor prometió mucho, pero cumplió poco.
Llegó a la Universidad de Wisconsin con una trayectoria en secundaria que lo avalaba y cumplió, llego a tener diversos apodos como: “El Gran Dayne”, “El efecto Dayne” y “El gran Dayne”. Su coach lo definía como un trabajador dentro del campo de juego, que no era vistoso, pero si exitoso en sus acarreos. Allí llego a los 1220 acarreos, un record para dicha universidad, aunque no era solo ese record el que batiría. En sus cuatro temporadas con los Badgers corrió 1863 yardas en su primer año, 1421 en segundo, 1325 en el tercero y 1834 en el último. Todo eso sumado forman las 6397 yardas con las que finalizó su carrera colegial. Esa marca, superó al exitoso corredor Ricky Williams y también es un record que aún no ha sido superado por nadie.
En las finales colegiales demostró ser un jugador tenaz. La rompió en el Copper Bowl de 1996 frente a Utah, falló el Outback Bowl, pero se redimió en las dos finales de Rose Bowl, en las cuales fue elegido como el mejor jugador en ambos partidos.
En ese 1999 ganó el prestigioso Trofeo Heisman, así como varios más. Entre los más importantes estaban el Premio Maxwell, Walter Camp, Jim Brown, Chic Harley, Doak Walker y el del mejor jugador de ese año. Así cerró su carrera universitaria, en donde batió el record de touchdowns en la conferencia Big Ten y de yardas en finales. Tras haber dejado una huella imborrable en la NCAA, los Giants lo eligieron como su primera selección en el Draft. En New York eran tiempos de Tiki Barber, por lo que con ese backfield prometían hacer una campaña ideal. Los apodaron “Thunder and Lighting”. En esa campaña llegaron al Super Bowl XXXV, en el cual fueron vapuleados por los Ravens. Llegó a un promedio alentador de 770 yardas en la campaña.
Pero desde ese momento la carrera de Dayne dio un vuelco increíble, subió de peso y no se llevaba bien con el entrenador. Pero con la Tom Coughlin bajó de peso, pero el nuevo coach no lo tenía muy en cuenta. "Él es el tipo de corredor que necesita 20 o 25 corridas por juego para entrar en el ritmo correcto, pero usted no esperaría para tirar a Ron cuando esta Tiki. Tiki es claramente nuestro jugador ofensivo más importante”, decía Coughlin por ese entonces. A pesar de todo había signos de recuperación, ya que con los Broncos hizo una campaña aceptable en 2004 como suplente y fue re contratado. Siguió pero fue dado de baja por problemas físicos que no convencían a Mike Shanahan. Como un tejano, Dayne corrió para 429 yardas y cinco touchdowns en diciembre de 2006, incluyendo dos anotaciones en una victoria sobre su rival de la división Potros de Indianápolis . En 2007 llenar como titular del lesionado Ahman Green, obtuvo más yardas por partido conforme avanzaba la temporada.
Dayne no volvió a jugar más y hoy en día busca equipo. En Wisconsin su número figura en las paredes del estadio, además fue de los mejores jugadores en la historia de la NCAA, pero en la NFL nunca logró la consistencia necesaria, fue irregular y terminó siendo, hasta ahora, mucho ruido pocas nueces.
Llegó a la Universidad de Wisconsin con una trayectoria en secundaria que lo avalaba y cumplió, llego a tener diversos apodos como: “El Gran Dayne”, “El efecto Dayne” y “El gran Dayne”. Su coach lo definía como un trabajador dentro del campo de juego, que no era vistoso, pero si exitoso en sus acarreos. Allí llego a los 1220 acarreos, un record para dicha universidad, aunque no era solo ese record el que batiría. En sus cuatro temporadas con los Badgers corrió 1863 yardas en su primer año, 1421 en segundo, 1325 en el tercero y 1834 en el último. Todo eso sumado forman las 6397 yardas con las que finalizó su carrera colegial. Esa marca, superó al exitoso corredor Ricky Williams y también es un record que aún no ha sido superado por nadie.
En las finales colegiales demostró ser un jugador tenaz. La rompió en el Copper Bowl de 1996 frente a Utah, falló el Outback Bowl, pero se redimió en las dos finales de Rose Bowl, en las cuales fue elegido como el mejor jugador en ambos partidos.
En ese 1999 ganó el prestigioso Trofeo Heisman, así como varios más. Entre los más importantes estaban el Premio Maxwell, Walter Camp, Jim Brown, Chic Harley, Doak Walker y el del mejor jugador de ese año. Así cerró su carrera universitaria, en donde batió el record de touchdowns en la conferencia Big Ten y de yardas en finales. Tras haber dejado una huella imborrable en la NCAA, los Giants lo eligieron como su primera selección en el Draft. En New York eran tiempos de Tiki Barber, por lo que con ese backfield prometían hacer una campaña ideal. Los apodaron “Thunder and Lighting”. En esa campaña llegaron al Super Bowl XXXV, en el cual fueron vapuleados por los Ravens. Llegó a un promedio alentador de 770 yardas en la campaña.
Pero desde ese momento la carrera de Dayne dio un vuelco increíble, subió de peso y no se llevaba bien con el entrenador. Pero con la Tom Coughlin bajó de peso, pero el nuevo coach no lo tenía muy en cuenta. "Él es el tipo de corredor que necesita 20 o 25 corridas por juego para entrar en el ritmo correcto, pero usted no esperaría para tirar a Ron cuando esta Tiki. Tiki es claramente nuestro jugador ofensivo más importante”, decía Coughlin por ese entonces. A pesar de todo había signos de recuperación, ya que con los Broncos hizo una campaña aceptable en 2004 como suplente y fue re contratado. Siguió pero fue dado de baja por problemas físicos que no convencían a Mike Shanahan. Como un tejano, Dayne corrió para 429 yardas y cinco touchdowns en diciembre de 2006, incluyendo dos anotaciones en una victoria sobre su rival de la división Potros de Indianápolis . En 2007 llenar como titular del lesionado Ahman Green, obtuvo más yardas por partido conforme avanzaba la temporada.
Dayne no volvió a jugar más y hoy en día busca equipo. En Wisconsin su número figura en las paredes del estadio, además fue de los mejores jugadores en la historia de la NCAA, pero en la NFL nunca logró la consistencia necesaria, fue irregular y terminó siendo, hasta ahora, mucho ruido pocas nueces.
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