martes, 22 de enero de 2013

El cambio justo


Cuando los Ravens echaron a Cam Cameron semanas antes de la postemporada, muchos pensaron que la temporada estaba perdida. Era raro que un equipo corra a su coordinador defensivo teniendo pronto una competencia de playoffs. Pero eso marcaba el fin de un ciclo y de que algo no estaba bien en la ofensiva de Baltimore.

No estaba mal en ese entonces pensar que un cambio era necesario. Los Ravens estaban jugando pésimo, la defensa no respondía diezmada por las lesiones, mientras que la ofensiva que supuesta mente tenía que cargarse el equipo al hombro no lo estaba haciendo. No estoy loco cuando recuerdo que en ese momento se hablaba de un cambio de mariscal para el próximo año.

La asunción de Jim Caldwell de entrenador de mariscales a coordinador ofensivo no empezó con el mejor pie. Fue casualmente ante los Broncos el debut en el puesto y allí sufrió una paliza que lo único que reafirmó fue el mal momento que estaban pasando.

Caldwell tenía una idea básica y era darle más el balón a Ray Rice. Era lógico pensar eso, pero los Ravens en los últimos juegos se habían empacado en querer imponer su ofensiva en base al juego aéreo. Eso no había resultado por fallas de Flacco en la precisión y también por falta de personal en el área de receptores. Pero lo cierto es que Baltimore tenía un pura sangre tocando pocas veces el ovoide y totalmente contenido. Caldwell entendió eso desde el primer día y empezó a aplicarlo.

Al principio costó, pero sabía que tenía que pulirlo ciento por ciento para la postemporada. Ganaron un par de juegos más en la liga y terminaron acomodándose bien. En el primer juego de postemporada ante Indianapolis prepararon bien la ofensiva y por tierra empezaron dando la vuelta la situación y obteniendo el triunfo.

Sin dudas que el clímax de esta ofensiva fueron estos dos últimos juegos. Tanto en Denver como en New England la ofensiva mostró esa faceta que se exigía. El equipo fue decisivo en ambos juegos con el trabajo hecho en el ataque, especialmente con los pases de Flacco. Caldwell le devolvió la confianza y lo empezó a poner en jugadas donde muestre su potencial. Varios pases profundos y jugadas en donde se destacaron aun más las combinaciones con Anquan Boldin y Torrey Smith.

Pero como dije anteriormente, todo esto parte de la base principal que impone Caldwell y es teniendo a Ray Rice como protagonista de la ofensiva. También ha entrado bien el novato Bernard Pierce, siendo alternativa importante en el juego por tierra. Todo eso genera que el ataque sea variado y con opciones, sin monotonía como era antes. Los puntos anotados en los últimos dos juegos de playoffs avalan todo lo dicho anteriormente y que Caldwell ha entrado como anillo al dedo en el plan de los Ravens. Aunque mejor dicho, él fue el que mejor entendió como optimizar el talento de la ofensiva.

Para el próximo Super Bowl será vital el trabajo que imponga la ofensiva de los Ravens ante la estupenda defensiva de San Francisco. La labor de Caldwell será apuntada como una de las principales claves del partido porque así viene sucediendo con la ofensiva.

En fin, se puede decir que el cambio de mando en la coordinación de la ofensiva fue el cambio justo para Baltimore. Llegó en el peor momento y preparo el equipo para los playoffs, y a pesar de las criticas al principio ha sido destacada la labor de la unidad. Puso a Joe Flacco en el mejor nivel de su carrera y le ha preparado el terreno con jugadas para que se destaque. Caldwell fue un refuerzo y un acierto en un año de tantas bajas por lesiones.

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