Hoy los Pittsburgh Steleers no lucen nada bien. Récord 0-4 y un nivel de football americano que por momentos inspira algo, y por otro, nada. Muchos errores, jugadores forzados a tener que hacer dobles roles para cubrir falencias y un equipo que parece desconocido.
Hemos dicho muchas veces que los reinados de Steleers y Ravens se irían acabando, que se terminaban ciclos y los recambios eran importantes. Miremos sino como Ravens salió campeón y así y todo se fueron muchos jugadores. Esto era algo que se sabía en Pittsburgh y se empezó a buscar un recambio, como así también se cortaron ciclos como los de Aaron Smith, James Farrior, James Harrison, Casey Hampton, entre otros jugadores.
Pero los recambios aun no han surtido efecto y el equipo lo sufre. Está en la peor depresión deportiva y en un arranque pésimo en la historia de la franquicia. Por ello, analizamos las malas acciones de Pittsburgh estos años después de que perdieron el Super Bowl con Green Bay. Ojo, no son todas malas, pero...
Posterior a la final perdida con los Packers, los Steleers eran igualmente de los mejores planteles de toda la NFL. Una defensiva para admirar por todos los costados, y una ofensiva con un Ben Roethlisberger activo, corredor seguro y un grupo de receptores veloces. La línea ofensiva dejaba bastante que desear, pero con toda esa estructura se podía ganar igual.
Para el 2011 llegaron vía Draft llegaron jugadores como Cameron Heyward, de mucho cartel, entre otros. Heyward prácticamente no jugó, lo hace ahora un poco más, pero tiene delante a Brett Keisel que es uno de los pocos pilares. El único de esa camada que logró titularidad fue Marcus Gilbert, que es ahora el tackle derecho titular del equipo y jugó ya prácticamente dos años como titular. Después los esquineros Cortez Allen y Curtis Brown hoy son suplentes, pero ninguno se destacó más de la media.
Ese año con el envión de haber estado en el Super Bowl, metieron una gran marca de 12-4, pero terminaron perdiendo ante Denver como visitante el día que muchos canonizaron a Tim Tebow.
El 2012 acentuó aun más algunas modificaciones. Se retiró el histórico Hines Ward y se fue James Farrior. Además lesiones en Troy Polamalu, Ryan Clark, James Harrison, Aaron Smith y Casey Hampton afectaron, no eran lesiones graves de quedar afuera de temporada, pero nunca estaban al ciento por ciento del nivel pedido y por ello el equipo fue afectado, a pesar que la defensa siempre se mantuvo entre las destacadas.
Igualmente en el Draft se buscó protección. Fueron por David DeCastro y Mike Adams rápidamente. Jugadores que entraron rápidamente a la titularidad, pero que realmente no lo hicieron muy bien, hay que decirlo y sostenerlo. Los lanzaron rápido y quizá en parte, más a DeCastro los quemaron.
Se drafteó a Sean Spence, de quien se esperaba mucho, pero se lesionó mucho y ni jugó. Chris Rainey podría ser un Darren Sproles, pero al final no se si no lo bancaron o claramente no demostró nada porque se fue sin pena ni gloria. Lo mismo que Alameda Taa´mu. A uno de los pocos de rondas bajas que mantienen es David Paulson, pero es la tercera opción del equipo.
La campaña empezaba a resentirse de la falta de talento joven y prometedor y el récord de 8-8 perdiendo partidos claves ante Ravens, Dallas y las lesiones de Ben Roethlisberger encendieron una alarma. Ya el Big Ben no estaba bien.
El 2013 se encaró buscando eso que faltaba y sacando a muchos veteranos que cobraban mucho y aportaban en cuestión de números poco. Así se fue James Harrison, se terminó de cortar a Aaron Smith, Casey Hampton, Rashard Mendenhall y la ida inesperada de Mike Wallace. Tuvieron que poner un dineral para mantener a Emmanuel Sanders para darle un receptor fuerte a su mariscal.
Entre los novatos, llegaron Jarvis Jones, con mucha expectativa que aun se mantiene. LeVeon Bell, que también promete bastante, al igual que Markus Wheaton. El resto han sido jugadores que llegaron, especialmente defensivos para reforzar a la defensa y que Dick LeBeau los haga a imagen y semejanza del esquema. Pero los resultados no acompañan y el duro récord de 0-4 habla por si solo. Los Steleers están mal.
El recambio no fue bueno y tampoco funcionó. Baltimore tiene un changui porque se llenó de jugadores por agencia libre y lo disimula, pero corre lo mismo para ellos. La defensiva perdió su esencia, no han producido ni una perdida de balón, al única en toda la liga. Mike Tomlin está en la silla caliente y si esto sigue así, la familia Rooney optaría por un cambio de timón.
Es cierto aun falta mucho, pero el futuro Steleer quizá requiera un recambio más grandes, porque el que anticipamos de ideal con Tomlin cosechó frutos para nada positivos. Hasta ahora nadie pudo reemplazar a los grandes jugadores y el 0-4 tiene su enclave allí. En la NFL no se juega con chapa si los jugadores que la tenían o te la marcaban, no están más.
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